La Sala Verónicas inaugura la temporada con la muestra Chromotopía, del artista berlinés Ranier Splitt. 33 obras, incluidos dos vertidos, uno de ellos el más grande que ha realizado el artista en su carrera y que se convierte en la pieza central, componen esta exposición en la que podemos contemplar la evolución gradual del trabajo de Splitt desde 1988, cuando empezó con objetos tridimensionales, para pasar a sus primeras pinturas vertidas en 1990, manchas de color, mezcla de pintura y emulsiones sintéticas. Estas piezas híbridas, a medio camino entre la pintura y la escultura, aunque parezcan ser el resultado casual de un proceso de vertido, son el fruto de un estudio pormenorizado de las cualidades del líquido, su potencial para extenderse y el proceso gradual de secado.