Tras-os-Montes define en Madrid, con sensibilidad y contundencia, la oferta portuguesa en un escenario que transporta a la gentileza lusitana. Tributario del bacalao -el manjar que hizo de la necesidad virtud desde que Oliveira Salazar congelara su precio por decretazo-, su oferta es un festival de sabores monográficos donde destaca el Bacalao dorado, con sedosidad de papa y huevo; el asado con sofrito de cebolla jugosa y pimentón, el Gomes de Sá cocido en leche, el Á brasa de textura fibrosa, que es un mentís a la insipidez del desalado industrial, o la indispensable ensalada de bacalao, delicadeza jovial de lámina impecable y aliño fragante.