Rodrigo de la Calle plantea una experiencia en la que la cocina está muy conectada al comensal. Para ello cuenta con un espacio en la gastronómica calle Ponzano que cuenta con dos barras y una zona de mesas. En la barra ubicada a la entrada es donde da comienzo la experiencia verde de El Invernadero y donde se podrán degustar los snacks. La segunda barra se encuentra ubicada dentro de la sala y es la conexión entre la sala y la cocina. Esta conexión se consigue con la cocina abierta a la sala a través de una cristalera. Una manera de conectar el trabajo del equipo de cocina con la experiencia de la sala. La sala cuenta con cinco mesas y tiene capacidad para 20 personas, las encargadas de degustar un menú marcado pura y exclusivamente por la naturaleza y la climatología. La base del mismo es de corte vegetal con la opción de hacerlo más extenso y añadir carne, pescado, marisco o quesos. Al igual que la propuesta de sus platos, las bebidas también cambian en función de la temporada, usando unas u otras según cada estación. De elaboración propia, cuentan con propuestas como hidromiel, espumosos de hierbas, kombuchas, kéfir de agua, verduras vinificadas, licuados y bebidas naturales infusionadas partiendo de vegetales y hongos.